En ocasiones se afirma que las empresas tienen Alma, asumiendo que el Alma es lo que denominamos “Cultura de Empresa” y los valores de esta. Que supuestamente es aquello que puede diferenciar a una empresa de otra, es algo así como su personalidad, su sello de identidad.
Queda claro que las empresas están formadas por personas y estas tienen vidas, familias, compromisos, emociones, sentimientos y para algunos incluso alma. Por tanto, si una empresa está formada por personas que tienen todo esto: ¿Será la empresa una suma de todo lo que son sus empleados?
No sé si las empresas tienen alma o no, pero sí creo que las empresas pueden ser desalmadas, faltas de conciencia e inhumanas.
Cuando una empresa, en realidad su dirección, es capaz de olvidar que está formada por personas y solo piensan en sí misma como una suma de números, como una mera transacción económica. Cuando esa misma empresa, en nombre de su futuro o de cualquier otro factor externo, esgrimiendo un informe maravilloso realizado por algún iluminado que no se verá afectado, es capaz de olvidar a las personas, pierde toda credibilidad, rompe cualquier contrato psicológico con su plantilla y quema parte de su futuro.
Por qué, aunque la empresa se asegure un mejor futuro económico (corto plazo), le costará mucho recuperar “su alma” (largo plazo).
Esta reflexión puede parecer banal, falta de contenido académico e incluso demagógica, halagando fácilmente a una mayoría afectada en oposición a la empresa que realiza este tipo de prácticas como un mecanismo de defensa para sobrevivir, como cuando un ser vivo se defiende de una infección o invasión.
Y ¿Cuál es el papel de los departamentos de Recursos Humanos?
Podrían ser los garantes del “alma” de la empresa, los defensores de las personas que la forman. Muy sublime es dicho papel, no lo he visto nunca, ni hay atisbos de que ahora pueda o deba ser así.
Mientras no olvidemos el papel meramente transaccional que siempre han tenido (y tienen) la mayoría de los departamentos de recursos humanos en la empresa, no podrán desempeñar otro rol que no sea el de pagar las nóminas o establecer controles para todos los empleados se apliquen en obediencia.
El nuevo rol de los recursos humanos debe centrarse en la “Experiencia del Empleado”, en el diseño de las vivencias de cada momento y de forma continua, para conseguir con ello una mejor “Experiencia del Cliente” y mejores resultados.
Definir la experiencia del empleado con un enfoque digital integrado, alrededor de equipos donde prime la productividad, la comunicación y la autonomía. Con un enfoque global en diversidad, cultura, aprendizaje continuo y desarrollo de carreras individuales.
Entornos transparentes donde los nuevos empleados puedan disponer y compartir la información de forma rápida y sin cortapisas. Donde, de forma definitiva, se pueda combinar la razón (necearía en la toma de decisiones empresariales) con las emociones que acompañan nuestra vida como personas, inseparables de ti, aunque estés en tu puesto de trabajo.
Porque, tal vez las emociones no sean más que acciones desencadenadas de forma automática y subconsciente, que surgen en momentos extremos, aunque un poco más evolucionadas que los propios instintos. Y la razón sea, esas mismas emociones pasadas por el tamiz de los valores de cada uno. Es decir, una emoción más evolucionada, menos subconsciente.
En el ámbito de la gestión empresarial, aplicar la razón sería pasar las decisiones emocionales por el filtro de los valores y la cultura de la empresa, sin olvidar nunca la misión de esta.
En el nuevo rol de los recursos humanos en la empresa, razón y emoción no deben ser términos contrapuestos, como lo han sido desde siempre.
¿Apuestas por este tipo de gestión?
Para que el papel de los RRHH se centre en la “Experiencia Empleado” tendríamos que volver al empleado en el centro de lo que hacemos y como bien dices, pocas muy pocas veces se cumple.
He visto equipos de RRHH obsesionados con el poder que ostentan, sintiéndose dueños y señores de las empresas. También he visto equipos de RRHH que son poco más que gestores de nóminas como bien afirmas, y otros muchos que su única preocupación es justificar hacia arriba su labor (que siendo equipos centrales, siempre es algo difícil de explicar al negocio). Y todos ellos, olvidando poner al empleado en el centro, preocupados de otras estrategias… Pero seamos positivos, porque “soplan vientos de cambio” y hay margen de mejora. Un cambio hacia la razón y la emoción de los RRHH con el empleado en el centro.