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Recursos Humanos y Marketing

Marketing y RRHH
El movimiento se muestra andando y en los aspectos de estrategia empresarial si quieres ir un paso por delante de la competencia lo mejor que puedes hacer es que tus zancadas sean un poco más largas, a cuento de que algunas organizaciones ya están uniendo ambas áreas de gestión: Recursos Humanos y Marketing.

No es una cuestión de elegir protagonismo de unos frente a otros, de dar o quitar importancia a un área frente a otra. Se trata de ser ágiles, flexibles y rápidos.

Los cambios producidos en las empresas en los últimos meses han convertido a los empleados en clientes de su propia organización.

En los últimos meses muchas empresas se han visto obligadas a implantar métodos de trabajo que hasta ese momento no estaban en su hoja de ruta estratégica o solo eran parte de un debate interno muy lejos de ser una realidad. Hemos enviado a nuestros empleados a sus casas a trabajar: Los cambios han convertido a los empleados en clientes de su propia organización.

Pocas evidencias necesitamos ya para darnos cuenta de que la atención que hemos dedicado a nuestros clientes en las últimas décadas debemos tenerla ya con nuestros empleados.

No es una cuestión retórica o una estratagema para persuadir a nadie de que implante aquello en lo que no cree, se trata de supervivencia, de negocio, de una contribución del 20% al EBITDA de la empresa en los próximos 3 años (McKinsey ha estimado esta contribución en el periodo 2016-19).

Ser ágiles, flexibles y rápidos para nuestros clientes y para nuestros empleados, o mejor aún, no distingamos en qué parte de la factura están. Todos ellos contribuyen a que nuestro negocio sea un éxito, así que mejoremos nuestra relación con el empleado de la misma forma que lo hemos hecho con nuestros clientes.

Tratemos al empleado como el cliente que primero llega a nuestras instalaciones.

Y eso solo lo podemos hacer si de una vez por todas nos damos cuenta de que las políticas de marketing son en el fondo nuestras políticas internas de comunicación y relación personal.

#1 – Ser ágiles.

Preparados para movernos con soltura y esquivar los imprevistos que nos vengan, tener un equipo preparado y equipado para cualquier imprevisto. Dispuesto a asumir el trabajo de forma diferente y en lugares distintos a los habituales, usando la tecnología como aliada. Asumir que los empleados son los clientes a los que debemos proporcionar las herramientas y la formación adecuada para conseguir que sean los mejores.

#2 – Ser flexibles.

Adaptarnos a las nuevas situaciones para que los clientes tengan lo que demandan debido a las nuevas circunstancias, no defender planteamientos heredados e inamovibles dentro de la empresa mientras intentamos ajustarnos a las demandas del cliente. Tratar a los empleados como los primeros clientes a los que proporcionar la información necesaria para que se sientan responsables y partícipes de lo que hacen. Sentimiento de marca.

#3 – Ser rápidos.

Movernos con gran velocidad, anticiparnos a los acontecimientos y reaccionar en el mercado antes que la competencia. Pero no lo podrás hacer si no tratas a tus empleados como a los mejores clientes a los que proporcionas los últimos avances en tus productos o servicios. Se diligente con tus empleados y con la información de la empresa que necesiten para desarrollar su trabajo, que sean los primeros en enterarse de todo.

¿Te atreves a cambiar? Lo cierto es que no debería ser una pregunta, mas bien una afirmación, pero el cambio está en tus manos.

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