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Liderazgo en entornos de trabajo remotos

Liderazgo por Ximo Salas
La psicología social ha estudiado durante décadas cómo influye en nuestro trabajo individual el hecho de ser observados, concluyendo que somos más productivos cuando otros están mirando, de forma que la presencia de otras personas aumenta el rendimiento.

Tal vez este sea un factor que hemos pasado por alto en esta etapa de confinamiento y de trabajo desde casa: Nos hemos quedado solos/as sin ser observados por nuestros jefes o compañeros cercanos. ¿Es esto un problema para nuestro desempeño?

El planteamiento de ser observado en el trabajo genera mucha controversia entre las personas y puede ser tema de debate según como lo enfoquemos, incluso de malas prácticas. Pero si nos acercamos un poco más a los citados estudios de psicología social vemos que no se trata de una observación obsesiva o invasiva, sino algo más simple. Sobre la observación de 24.000 sujetos en el estudio, se concluyo que tener a otros cerca aumenta la excitación fisiológica del individuo y la velocidad del desempeño.

Nuestro grado de satisfacción cuando hemos logrado algo es mayor si lo podemos compartir, y menos intenso si estamos solos.

Si lo dicho anteriormente es cierto, tenemos un pequeño problema, que tiene su raíz en la soledad que entraña para algunos trabajar en entornos aislados donde es más difícil compartir visualmente los logros conseguidos. Como son los entornos de teletrabajo.

¿Cómo podemos reaccionar ante esta situación?

Los autores del estudio señalan que las personas magnifican lo que hacen no solo cuando son observadas físicamente, sino también cuando se sienten observadas. Así que esta es la clave para poder mejorar la motivación de las personas en el desarrollo del teletrabajo o trabajo en remoto: Crear un entorno que permita sentirse acompañado sin necesidad de que sea de forma física ni invasiva.

Simon Hayward en su libro “Connected Leadership” (FT Press, 2016) nos habla del liderazgo conectado, como una evolución de los diferentes tipos de liderazgos (que son muchos), pero sobre todo de dos desarrollados en la década de los 90: El liderazgo ético y el de servicios.

En su obra, Hayward nos presenta la realidad de un mundo con una interconectividad cada vez más compleja, que hace que el ecosistema de las empresas sea más complicado de gestionar desde estilos de liderazgo basados en el mando, la ejecución de ordenes y la distribución de la información.

Se requieren organizaciones más ágiles que puedan aprender y cambiar de forma rápida, y para conseguirlas se necesitan líderes que sepan trabajar en esos entornos hiperconectados. Este tipo de liderazgo requiere de personas que tengan un carácter abierto, receptivo y generoso. Y que estén alerta a trastornos y cambios del entorno. 

Nos enfrentamos a entornos más conectados, pero más alejados y menos cercanos, como los que nos proporcionan las situaciones de teletrabajo y que pueden desarrollar el problema mencionado al principio: El sentimiento de no ser observados, o más bien de que nuestro trabajo no es apreciado y que nuestros logros pasan desapercibidos.

El primer error: Replicar el formato.

Cuando trabajamos en remoto cometemos el error de querer replicar las situaciones y los comportamientos del día a día en la empresa. Nada más lejos de la realidad, todo es diferente: El entorno físico, los canales de comunicación, la soledad, el planteamiento de las tareas. Sin olvidar que no tenemos una máquina de café cerca donde verbalizar nuestras penas con los compañeros.

Como consecuencia de ello el líder visual queda DESCANECTADO, no solo visual porque lo seamos físicamente o por cercanía, sino porque como hemos mencionado antes todos/as necesitamos esa sensación de ser observados, de ser tenidos en cuenta.

La solución: Conectar el Liderazgo.

Además de usar un estilo de “liderazgo conectado”, como nos describe Hayward en su libro, no deberíamos olvidarnos de algo muy importante: “Conectar el liderazgo”. Si, literalmente, como conectamos la cámara o el micro en las vídeo-reuniones.

No resulta muy complicado, solo es necesario conocer las claves y estar dispuesto a aprender para ponerlo en práctica. Así que vamos a mencionar 3 claves que podemos poner en marcha mañana mismo.

CLAVE 1 – INTERACCIÓN. APRENDE A ESCUCHAR Y PIDE OPINIÓN.

Construye el contacto físico/visual. Recuerda que no se comparte espacio físico, que el equipo está cada uno en un lugar y que ese factor puede influir de diferente forma en cada persona.

Inicia cada día con una reunión rápida donde puedes conocer como está cada uno, repasar las tareas pendientes entre todos y que el equipo se pueda comunicar de forma conjunta. Intenta que la reunión sea distendida y corta, no más de 15 minutos.

  • Nota para considerar: Si las reuniones son largas y/o se dedican a pedir cuentas de lo no hecho, tu equipo terminará por odiarlas y empezarás el día con mal pie.

Conecta de forma privada con los miembros del equipo que necesiten más apoyo (sentirse observados) y fomenta que entre ellos exista interacción de forma ágil, crea entornos para compartir salas virtuales. Para esto existen infinidad de soluciones como puede ser Tixeofusión o Loom.

  • Nota para considerar: No todas las comunicaciones deben ser con vídeo, existen otros formatos que sirven también, como una simple llamada telefónica.

“Necesitamos líderes que eliminen le complejidad y faciliten la comunicación”.

CLAVE 2 – ACCIÓN MÁS QUE PALABRAS.

Recuerda que estamos en un entorno donde no nos vemos y el lenguaje no verbal es nulo, no podemos estar todo el día generando conversaciones o reuniones online, la gente se cansa de tanta conexión para nada.

Así que pasa a la acción. Usa un entorno donde todo el mundo pueda ver el avance de sus trabajos y que todos participen de la información de todos. Compartir los pequeños éxitos de cada miembro del equipo en el mismo momento en que se producen, aprovechemos la tecnología.

Pero debes ser el primero en dar ejemplo, el líder es el que debe mover las cosas, activar los tableros de tareas, animar a los demás y compartir sus propios logros. Haz cosas y deja de hablar.

Debes ser transparente. Cuidado que en el mundo digital todo puede quedar registrado

  • Nota para considerar: Las tareas que desarrolle el equipo deben ser simples. Los trabajos complicados se deben desmenuzar y convertir en trozos más pequeños de forma que todo el mundo pueda celebrar pequeños éxitos cada día y así ayudar a construir un éxito mayor entre todos. Cultura de colaboración.
CLAVE 3 – ACOMPAÑAR, NO INVADIR.

Cuando no movemos en un entorno relacional existe una distancia física que podemos medir y controlar, pero en las relaciones a distancia, virtuales ¿Cuál es el límite?

Recuerda de nuevo que la mayoría de tu equipo está en su casa y que tal vez no quieran que entres en su espacio personal. Limita tu interacción a acompañar en el trabajo y apoyar su desempeño, aprende a escuchar y observar en la distancia, a saber cuando estás demasiado cerca como para estar invadiendo su espacio personal.

Y, sobre todo, respeta los horarios, no llames sin avisar o a horas poco habituales, siempre puedes usar medios de comunicación asíncronos.

Si quieres poner en marcha estas buenas prácticas y muchas otras que mejorarán el trabajo en remoto de tu empresa, no dudes en contactar conmigo y estudiaremos las mejores opciones de acompañamiento para obtener el mayor rendimiento posible. No dejes pasar la oportunidad que las actuales circunstancias adversas han puesto en nuestras agendas, estarás preparado para el futuro.

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