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La Tormenta Perfecta en la gestión del Talento

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Al leer este título seguro que te viene a la cabeza una película del año 2000, protagonizada por George Clooney y basada en la novela de Sebastian Junger, quien relata una historia real sobre un pesquero, el Andrea Gail, de la localidad de Gloucester, Massachusetts, EE.UU. en la década de los 90. Cuyo capitán decide adentrarse en las lejanas agua de Flemish Cap para conseguir mejores capturas de pez espada. Sin embargo, la conjunción de dos tormentas y la concatenación de problemas en la embarcación, hacen que el viaje sea diferente.

En el ámbito profesional nada es lo que parece y de forma similar al relato de S. Junger en su novela, las circunstancias se han ido sucediendo hasta generar una tormenta perfecta de consecuencias mucho más profundas que la crisis del 2008.

Y la tormenta perfecta, iniciada por la pandemia, está teniendo consecuencias en el empleo, no solo por la pérdida de muchos de ellos, el cierre de negocios o la caída de sectores por el cambio del comportamiento de las personas. Sino también por la aceleración de los procesos de digitalización de las empresas, del miedo de las personas y la importancia que pasa a tener la salud en los entornos de trabajo. El efecto pandemia puede tener una consecuencia posterior: Que los empleos que surjan de esta crisis sean diferentes a los perdidos.

Nos adentramos en terrenos diferentes, en situaciones que no se habían dado hasta el momento, como el teletrabajo o una mayor conciencia del empleado por su salud en el trabajo. 

Las personas quieren trabajar en entornos seguros y en empresas que estén cada vez más comprometidas con el ecosistema que les rodea, donde ellos viven. La concienciación de las personas en temas como la sostenibilidad, la diversidad o el medio ambiente, necesita la respuesta de las organizaciones. 

Aquí emergen dos temas con mucha fuerza. El primero es la necesidad de poner la atención en la construcción de una “experiencia del empleado” [Employee Experience] fuerte y rica, comprometida y honesta. Su desarrollo dará a las nuevas empresas un factor competitivo extraordinario.

El segundo es el desarrollo de una estrategia de “marca de empleador” [Employer Branding], necesaria para atraer el talento cercano a la cultura y necesidades de la empresa. Ya no se puede depender de la suerte que se tenga publicando un anuncio de empleo en un portal de internet. 

El año 2020 deja un mal sabor de boca, un sentimiento encontrado entre el de aquellos que han sentido la tragedia en su piel y los que la han visto desde el confinamiento en sus casas. El sentimiento común de agradecimiento hecho realidad a las ocho de la tarde en forma de aplausos. 

Las “nuevas empresas” no pueden olvidar estos sentimientos y muchos otros que la pandemia a puesto encima de las mesas de los consejos de dirección. Si existe una “nueva normalidad”, en el mundo de la gestión de las personas pasará por este triangulo: 

“Talento, Tecnología y Marketing”.